Los seres humanos estamos atravesando
una etapa de la vida en la que estamos decidiendo ser libres, libres de todo
aquello que no somos, para encontrarnos con aquello que somos y volver al
origen de nuestro estado, a nuestro poder interior como seres divinos, es
decir, estamos siendo conscientes de todo aquello que no forma parte
de nuestra naturaleza como hijos de la vida y el universo.
La vida está llena de sucesos que
ocurren sin parar, es un devenir sobre el cual nosotros no tenemos control.
Creer que tenemos el control de ello es casi como habernos encarcelado a
nosotros mismos. El control nos gobierna a través de la emoción del miedo, y
ese miedo aparece cuando buscamos esa perfección, esa satisfacción en nuestras
vidas, aquello que creemos que nos falta, aquello que si tuviéramos, nos
sentiríamos bien y contentos, y entonces, nos pasamos la vida buscando “eso
que falta” por todos lados y por todos los rincones hasta quedar exhaustos. Si
no lo encontramos, aparece la frustración y la desesperanza, mientras que si lo
encontramos y cubrimos nuestras expectativas, son tan solo momentáneas, porque
en el momento en que tenemos cosas o inclusive personas, aparece el miedo a
perder aquello que hemos conseguido. Si incluyo a las personas, es
por que cuando tenemos miedo de perderlas, se han convertido, como tales, en
una necesidad en nuestras vidas.
Lo cierto es que nada es permanente en
el universo, si no que todo está en constante movimiento y evolución. Entonces,
descubro que el estado natural del hombre es no necesitar nada, o dicho de otra
manera, sentir con el corazón, la confianza de que todo lo que necesita está
aquí y ahora porque el universo así lo dispone. Así pues, fluir con lo que trae
la vida es la naturaleza original del ser humano y fluir tiene que ver con
soltar los miedos y soltar los miedos tiene que ver con valor y libertad. Nos
es difícil soltar aquello que sostenemos con tanta fortaleza, porque si lo
soltáramos, la amenaza que me produce miedo se haría realidad. Entonces me
pregunto, ¿esa amenaza es realmente una amenaza o es un juego de mi mente?
¿Porqué el universo y la vida querrían traerme tanto sufrimiento y
desdicha?. ¿No será que tienen un regalo para mi, no será que lo que ocurre es
parte de la evolución de mi conciencia y parte de mi crecimiento espiritual?
Nuestro sufrimiento aparece cuando
ponemos nombres y acompañamos de emociones a los acontecimientos de la vida, ya
que al hacerlo nos desconectamos del sentido y del propósito de la
vida misma, de que la vida es generosa y tiene todo para nosotros y para nuestra
evolución, sin ninguna excepción.
Cada experiencia lleva consigo un pack
de aprendizaje, el pack evolutivo y este es individual, colectivo y universal,
esto quiere decir, que cada uno está en su proceso evolutivo pero que cada
proceso evolutivo es parte de un todo. Todos somos una unidad y evolucionamos
juntos.
Soltar todo aquello que no nos permite
ser nosotros mismos es hacernos cargo de nuestra vida y permitir entrar en
nosotros ese ritmo fluido de la misma, para que esta pueda ser realmente vivida
en toda su plenitud.
Ser conscientes, aceptar los miedos y
mirarlos con humor o quitarles la gravedad y disfrutar del momento presente son
cosas que nos están dirigiendo hacia una nueva vida… definitivamente una vida
cada vez más simple. Es cierto que hay una enorme sensación de vacío al
soltar, al desprenderse, al quitar o vaciar, pero cuando dejamos que la vida
haga su trabajo, confiamos en ella y nos dejamos llevar, nos convertimos en ese
vacío y los miedos se diluyen, desaparecen. Este es uno de los desafíos de la
humanidad, soltar los miedos para, sin lugar a dudas, dar paso al amor.
Escrito por Vanessa Ittusaca
No hay comentarios.:
Publicar un comentario